miércoles, 26 de noviembre de 2008

A mi amiga Josefina (26 de octubre del 2004)


A mi amiga Josefina

Ayer, cuando le escribí a Maxi,
pensé en Amelia.
Esta mañana, cuando le escribí a Amelia,
pensé en ti.
Y, ahora, mientras a ti te escribo,
pienso en mí.
Y, aunque no quiera, me lleno de recuerdos
y te veo, y me veo:
-Una cabecita rizosa, con vestido de flores,
juega en la plaza del Ayuntamiento.
Su madre está de luto.
Alguien me dice: -está de luto por la muerte de su padre.
¡Qué agradable es ver jugar a la niña!
¡Qué agradable es oír la voz de su madre!
-Su voz suave y su tez blanca la hacen parecer una mujer muy frágil.
Alguien de nuevo me comenta que se llama Josefina.
Y me pareció que yo ya sabía su nombre,
que yo ya conocía su voz.

Y desde entonces has compartido conmigo mis días más felices,
mis días menos alegres,
mis días más importantes,
-que lo fueron porque en ellos crecieron nuestras hijas.

Creo que nunca te dije cuánto me has recordado a mi madre,
- su faz serena,
- su rostro amable,
- su inmensa ternura que aún hoy me arrulla.

El viento de Tineo siempre me llega impregnado de olores gratos,
de ecos entrañables.
Siempre me silba, despacio, tu nombre al oído
y me trae tu imagen menuda que un día yo creí frágil.
Estaba equivocada.
Sólo los fuertes se entregan.

No estés triste.
¡Tanto has sembrado…!

Te quiero, Josefina.
Echo de menos las tardes deliciosas en las que hablábamos de cosas intrascendentes detrás de algún cristal.
Ojalá no me invada la nostalgia que tanto me acompaña.
Ojalá no te tenga nunca muy lejos.
Ojalá pueda seguir disfrutando de tu hermosa compañía.
Ojalá pueda, Josefina.
Ojalá pueda.

1 comentario:

  1. Solo dos personas dedicadas a la enseñanza como vosotras pueden ser tan entrañables.
    Eres maravillosa Yciar, como maravilloso es todo lo que escribes.
    Es un honor para mi tener tu amistad.
    Un beso Marta

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