miércoles, 15 de abril de 2009

Como una flor graciosa


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Como una flor graciosa



Soneto

Como una flor graciosa, la sonrisa
perfuma el corazón que vuela abierto,
coqueta en él se posa y hasta el viento
balancea el olor de su caricia.

Y es que el gesto sonriente de la risa,
en este río de bregares y de intentos,
es una mano franca, un comprendo,
un regalo de Reyes; es la vida.

Buscando por caminos la sonrisa
hallo el gesto entrañable, el que comprende,
la faz serena que no crece entre las prisas.
Es la noche al dormir quien me da pistas
al mostrarme tu rostro, casi siempre
en tu casa y a tu lado hallo sonrisas.



Ycíar

viernes, 10 de abril de 2009

¡Ternura! (Clic en la imagen)





Como hiedra


Un día fui otra persona
y mis ojos brillaban,
mis labios reían;
tenía frío y calor
y jugaba...

Soñando te vi
una noche en mi casa,
y el calor de tu alma
a la mía abrigó
y mi casa vivió
¡y con qué gracia!
La alegría, como hiedra,
adherida quedó, y sus muros
vistió de poemas de amor;
y sin ayes de dolor
con rizos jugaba.
Y en las noches, abrumada de amor,
recogía el calor
que en tus brazos hallaba.
¡Y crecían los rizos!
¡Y crecían las ansias!
¡ Y tu risa reía!
¡Y tus labios silbaban!

Un día fui otra persona
y mis ojos brillaban,
mis labios reían;
tenía frío y calor
y jugaba...

Ycíar

jueves, 9 de abril de 2009

Tu recuerdo



Tu recuerdo



Tu recuerdo cariñoso y sonriente
se ha asentado hace tiempo en mi mirada.
¡Qué silvestres van brotando mis palabras
cuando escribo!, no es mi mano la eficiente.

Mas... si al mirarme en el espejo a verme viene
tu recuerdo, cuando aún no fue atrapado por el alma,
bulle el aire barnizada de añoranzas,
de preguntas sin respuestas suficientes.

Yo no quiero un recuerdo solamente.
Quiero ecos de ilusión, flor y poemas;
luz azul, brillo y color, -que estés enfrente.
Y si viajo entre olores de añoranza
oprimiendo mi garganta, quiero verte
paseando tus palabras por mi alma.


Ycíar

domingo, 5 de abril de 2009

Blanca juventud


Blanca juventud


Blanca juventud, flores y cantos.
Suspiro lastimoso de mi risa,
menguada por los pasos y las prisas
de mis amaneceres azorados.

Qué cuesta has encontrado hoy en el monte,
-vieja juventud de mis pecados-
sudores, que no había hay, buscando,
en arrugados caminos arreboles.

El llanto del jardín de la nostalgia
te acuna, juventud de mis recuerdos.
Qué grandes sus lágrimas y qué lejana
quedó la tarde arrugada por el fuego
de aquel vivir veloz, lleno de aroma,
perfume de mi ansia y de mi pelo.




Ycíar

Postres para el alma

Camino del lago Ausente


"Postres para el alma"


Pensando en estos días
me pregunto:
¿Corrí?
¿Volé?
¿Acaso procuré que mi barco navegara?
No, no, no... Estuve en casa.
Cogí un poco de sol,
sin ir muy lejos.
-El sol vive en tu casa.
Lo hallé en todo rincón,
en toda esquina.
-En cualquier parte se encontraba tu mirada.
En las noches.
¡Y qué afecto creció en mí hacia las noches!
-Sus caricias las volvían madrugadas-
y en este invierno
-El que dicen que no canta-
que no conoce los nidos,
que no cimbrea las ramas,
que no sabe de gorjeos.
Ese, ese no es el que yo vi en tu casa.
Sino el lleno de anhelos,
el bañado de esperanzas,
el cubierto de candores,
el de postres para el alma.


Ycíar

jueves, 2 de abril de 2009

¡Ah! Si estuvieras cerca

Cascada de Oneta


¡Cómo te iba a querer!


¡Ah si estuvieras cerca!
¡Cómo te iba a querer!
Te querría con dulzura,
con ilusión,
con ternura,
con aire tibio de otoño que sabe de mis anhelos.
Como quieren los amantes sinceros,
sin interés,
sin pedir a cambio nada.
¡La ilusión también se paga!
Por ella que se había ido.
¡Cómo te iba a querer!


Ycíar

Querido amigo


Querido amigo:

Yo no sé escribir a nadie, sino a ti.
Para el cielo,
para el mar,
para el monte,
para el águila que dibujan tus poemas
¡cuántas palabras viven!


Para el hombre,
para la mujer,
para la ternura de un niño en la cuna
¡cuántas palabras nacen!

Yo no sé escribir a nadie, sino a ti.

En el fondo de mi huerto,
a los pies de mi árbol grande,
ha nacido la primavera que sembraste;
por ella corre la flor que te quiero enviar en cada escrito,
por ella corre la gracia con que quiero acompañar mi paso

Yo no sé escribir a nadie, sino a ti.
Yo no quiero escribir a nadie, sino a ti.

Ycíar