Quiero cantar
Quiero cantarte, hoy feliz,
por algo muy grande ¡Oh Dios mío!,
por haberme dado unas hijas tan preciosas
que llena mi alma y mi vacío.
Cada vez que se marchan de esta casa,
la tristeza de ella se apodera,
pero ríe feliz cuando descubre
por el olor de su pelo que se acercan.
Tienen la gracia y el salero
de la más bella dama medieval;
tienen, mis hijas, un don ¡divino!
me atrevo a decir que es celestial.
Despiertan sentimientos de ternura
allá por donde pasan tan risueñas,
y hacen que me envidie a mí la gente,
por tener la dulzura y la suerte
de poderlas cuando quiero contemplar.
Ycíar
Tienes razòn cuando dices “la gente me envidia”.
ResponderEliminarYo creo que envidian, también, a tus hijas por tener a una madre como tú.
Como siempre, un abrazo muy fuerte