Como hiedra
Un día fui otra persona
y mis ojos brillaban,
mis labios reían;
tenía frío y calor
y jugaba...
Soñando te vi
una noche en mi casa,
y el calor de tu alma
a la mía abrigó
y mi casa vivió
¡y con qué gracia!
La alegría, como hiedra,
adherida quedó, y sus muros
vistió de poemas de amor;
y sin ayes de dolor
con rizos jugaba.
Y en las noches, abrumada de amor,
recogía el calor
que en tus brazos hallaba.
¡Y crecían los rizos!
¡Y crecían las ansias!
¡ Y tu risa reía!
¡Y tus labios silbaban!
Un día fui otra persona
y mis ojos brillaban,
mis labios reían;
tenía frío y calor
y jugaba...
Ycíar
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