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¡Ay, suspiro!
Yo adoro los suspiros que en las noches
de ocre vuelan; sus arrugadas alas,
su alma infantil y mejilla sonrosada
y su delicada traición a los amantes.
Yo adoro la ternura de un suspiro
que se adueña de una voz y la transforma
en globo de luz, en bella sombra
que crece y muere sin haber aún nacido.
¡Ay suspiro que te escapas de unos labios,
obediente a otras almas y razones!
¡Qué bien haces en no vivir en solitario!
Ven y esparce sensaciones de amores.
Aromas sensuales que a diario
en tu vuelo has libado de las flores
Ycíar