sábado, 2 de enero de 2010

San Martín del Valledor



Al padre de Paco


S. Martín del Valledor,
su nombre es Paco,
su apellido…
tú lo sabes como nadie,
de él hablan tus caminos
tibias tardes
y aún silban sus lamentos
frescos aires.

¡Ay, mi hijo!
¡Ay, mi valle!

S. Martín del Valledor,
tu alegría
¿a dónde fue?
-se marchó sin avisarme-
¡Qué temblona ha despertado
hoy la higuera,
ya no duerme en la terraza
su ramaje,
ya no trepa el viejo tejo
cielo arriba,
ya no acierta sin muleta
a sujetarse!
S. Martín del Valledor,
cuéntame cuentos
mientras abro la ventana
al sol que nace,
mientras crece en la plaza
el bullicio
de personas que han venido
a recordarle.
Yo no sé, S. Martín,
si él se entera,
ni si vive a la diestra de Dios Padre,
ni si anda de la mano con su hijo,
ni si ojea viejas fotos de su valle.
S. Martín del Valledor,
¿oyes tu plaza?,
sonrojada ante el honor,
¿oyes su cante?
Hoy Rubieiro, al oído,
ha dicho a Coba,
que el regazo de la plaza
los invita a visitarle,
que vendría de Rubido
el olor de vino amable
y que, en Riomolín,
los pinos sus piñas
alegres baten.
S. Martín del Valledor,
él te quería,
-ya sabes, eras su valle-
El valle de su Amparo,
de sus hijos tierno valle,
de sus nietos y sobrinos,
de su tienda entrañable.
S. Martín del Valledor,
cuéntame cuentos,
dejaré que me engañes,
fingiré que no recuerdo
su mantel y su hospedaje
y, Piedra Dereita arriba,
soltaré sus muchos ayes.

Ycíar

1 comentario:

  1. Cada una que leo, me quedo admirada de tanta preciosidad.
    Como, siempre, continùo a darte las gracias, por lo bién que describes "nuestra" tierra.
    Crucita

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